LA RIOJA.- El Dakar es así: un viaje express del cielo al infierno, o viceversa. La dirección dependerá en cada caso de la habilidad del piloto, y también de la suerte. Una que no tuvo Carlos Sainz, por cierto: el español, que le había arrebatado el liderazgo a su compañero Stéphane Peterhansel el martes en Belén, casi no tuvo tiempo de disfrutarla ya que un problema en la caja de cambios lo dejó afuera de la carrera a falta de tres etapas para el final. Similar desenlace había tenido el año pasado, cuando se comió una piedra de considerable tamaño y terminó a los tumbos en la etapa que unía Copiapó con Antofagasta, en Chile.
Como se dice, la desgracia de unos es la suerte de otros, y en esta oportunidad el bendecido fue el propio Peterhansel, que venía de gambetear una expulsión el día anterior por cargar nafta en una estación de servicio durante la etapa. El francés se anotó un muy cómodo triunfo en el camino hacia La Rioja, con poco menos de cuatro horas. El único que pudo hacerle algo de sombra fue su compañero de Peugeot, Cyril Després, a más de cinco minutos. Vladimir Vasyliev, de Toyota, completó el podio.
“Pinché y me puse a gritar como un poseso. Pero cuando le puse gas, lo hice a conciencia. Dimos un importante paso adelante en la general”, concluyó Peterhansel.
Si con Sainz fuera de carrera y la vanguardia otra vez en sus manos no alcanzaba, “Monsieur Dakar” prácticamente se aseguró el título con el vuelco que sufrió Nasser Al Attiyah, el otro que podía llegar a pelearle la corona. El qatarí retomaró la carrera después de una vuelta de campana y es el escolta, aunque a una hora de distancia. Una ventaja que a estas alturas, y con las riendas en manos del hombre récord parece indescontable.
La etapa de hoy, la antepenúltima, unirá La Rioja con San Juan, y tendrá 712 kilómetros, de los cuales 431 serán cronometrados. Las piedras y el fesh fesh pondrán a prueba la habilidad de los pilotos. (Especial-Télam-DPA)